Publicado hace 2201 días
Artículo publicado por la participante Mery Luz Pacheco en el 1º Concurso de Artículos Docentes Grupo Geard Colombia
“Sabes, solo alguien que quisiera encontrar la Piedra, encontrarla, pero no utilizarla, sería capaz de conseguirla. De otra forma, se verían haciendo oro o bebiendo el Elixir de la Vida”
—Albus Dumbledore, diciéndole a Harry cómo llegó la Piedra a su bolsillo. En Harry Potter y la piedra filosofal
Según Asimov (2003) en la Edad Media los magos y hechiceros estaban obsesionados con encontrar y/o fabricar una piedra con las propiedades mágicas de convertir cualquier metal en oro (o plata) y capaz de curar las enfermedades, rejuvenecer e incluso otorgar la inmortalidad, la piedra filosofal.
De la misma forma algunos alquimistas consideraban la piedra filosofal como una metáfora para alcanzar la perfección, donde el ser humano como metal impuro iba alcanzando la perfección hasta convertirse en oro.
En este mismo sentido se entiende la Bildung como piedra filosofal, a partir de la cual se pueden extraer elementos valiosos para enriquecer el concepto de formación, de manera que se pueda lustrar el deseo del hombre como piedra preciosa para lograr hacer brotar el oro (o la plata) en las personas, entendido el oro como el despliegue del ser humano en todas su extensión, como un sujeto libre capaz de ser transformado y a su vez fuente de cambio en comunidad con los otros.
El objetivo es establecer relaciones entre la Bildung y diferentes acepciones de formación, para resignificarla, establecer puentes y señalar disparidades que contribuya a la concreción de un enfoque curricular que responda a nuestras necesidades y realidades de formación.
Según Horlacher (2014), la Bildung es un concepto indefinible y único en el contexto alemán intraducible a otro idioma, que no se corresponde con “educación”, “instrucción”, “formación” o “capacitación”; en realidad, tiene un sentido más profundo relacionado con el alma. Este término surgió en el contexto religioso, político y económico del siglo XVIII durante la Reforma y la Ilustración, y hace alusión a la formación o cultivo del ser a partir de la auto-reflexión y auto-observación, la cual puede alcanzarse a través de la mediación de las instituciones.
Horlacher (2015), destaca que éste término desde finales del siglo XVIII empezó a permear el discurso pedagógico con la creación de la pedagogía como disciplina por parte de Herbart.
Además fue Mendelssohn, filósofo judío, quien señaló su carácter pedagógico general y lo asoció con los términos Kultur (destrezas y habilidades prácticas) y Aufklärung (conocimiento teórico o racional).
Actualmente se constituye en un eje de la investigación pedagógica y es un concepto vigente a nivel mundial, caracterizado por su capacidad de adaptarse a contextos históricos y socio-culturales diversos, sin perder su esencia, y que cada vez cobra mayor valor en la sociedad global como elemento cultural que posibilita el desarrollo económico y la equidad. Según Fabre (2011) “La Bildung designará entonces, progresivamente, el proceso temporal e histórico por el que un individuo, un pueblo, una nación, pero también una obra de arte, adquieren una forma” (p. 217).
Según Fabre (2011), Kant, Humboldt y Hegel responden a la dimensión ética desde la Bildung. Kant se refiere al cultivo de sus propios talentos; Humboldt a partir de sus fundamentos estoicos alude al concepto de humanidad como contenido, se trata de orientar su propio destino, de constituirse a sí mismo; y Hegel por su lado lo plantea en el sentido de la humanización como la antítesis de la espontaneidad, de la inmediatez.
De otra parte el concepto la Bildung parte de un ideal de conexión entre lo ético y estético que se interroga por la subjetividad u objetividad de lo bello (bueno) en las artes, aspecto que viene a dar prevalencia a la imaginación y capacidad creativa del ser humano, lo que dio lugar al romanticismo alemán y la novela de formación o de aprendizaje, ésta se constituiría como género literario para alcanzar el bien y la perfección. A propósito del héroe de la novela de Wilhelm Meister de Goethe, un personaje del común que en búsqueda de su identidad pretende descubrir el sentido de la vida en una indagacióm permanente de la verdad sobre sí mismo y de los demás, por responder al devenir de su propio ser (teleológico). “Es una búsqueda hermeneútica, cuyo objetivo es transformar—según la sentencia de Malraux— cuanto sea posible de experiencia, en conciencia” (Fabre, 2011, p.218).
Debido a que no se puede separar al ser humano como sujeto a unas características particulares del contexto, ni centrarse en el individualismo “la gran tarea será pensar las relaciones entre la Bildung individual y la integración necesaria a una comunidad” (Fabre, 2011, p. 217 ).
Heidegger revela la clave al respecto: “El ser en sí mismo del espíritu exige en primer lugar el retorno a sí que, a su vez, no puede efectuarse sino a partir del ser fuera de sí” (1962). El espíritu no puede realizarse, pues, más que saliendo de sí, alienándose en sus obras: hay que experimentarse y perderse para reencontrarse. ¡Muere y deviene!, decía ya Goethe. La experiencia revela un devenir sí mismo de lo otro, y un devenir otro de lo mismo (Fabre, 2011, p. 217).
Hacia el 1800, los escritores adquieren el estatus de consejeros gracias al Conde de Shaftesbury quien instauró el soliloquio o conversación consigo mismo, como estrategia para llevar la educación a la perfección; después de la guerra civil, la formación de escritores busca la perfección en las artes con un ideal de libertad. Es necesario destacar que para Shaftesbury el concepto de Bildung no se relacionaba con la adquisición de conocimientos sino al proceso y resultado de una transformación interior en relación con la ética y estética para alcanzar la verdad, es decir se trata poner en escena el interior.
También alude el término “bellas o buenas ciencias” e introduce las “ciencias” como sinónimo de artes (Horlacher, 2015). También Herder aporta al concepto de Bildung desde una perspectiva pedagógica, quien en contra de la escuela rígida y arcaica defendía la necesidad de transmitir conocimientos reales a los estudiantes, por esta razón se refiere a los contenidos de la historia y las ciencias como idóneos para este objetivo. “Herder veía la solución de los problemas sociales no en instituciones fuertes que reglamentaran la convivencia en un nivel legal, sino en saber suscitar sentimientos que tuvieran las consecuencias deseadas” (Horlacher, 2015, p. 32).
En el siglo XIX se consolidó la distinción conceptual de Bildung como cultura general y como formación profesional y se construyó la figura del burgués culto y el establecimiento de las ciencias sociales. “La Bildung se concebía como cultura general, separada de los conceptos utilitarios, y se ensalzaba como lugar del desarrollo libre e independiente del individuo” (Horlacher, 2015, p.30); aquí aparece la figura del educador y la academia como lugar donde se fomenta de manera libre la cultura superior (Horlacher, 2015).
De otra parte Pestalozzi en el 1800 en su escrito “El método” parte de la idea de que el desarrollo de las facultades humanas es el mismo en todas las personas, no obstante la enseñanza debe ajustarse a los contextos históricos y sociales específicos que lo rodean; en este sentido le da un carácter psicológico a la enseñanza, lo anterior con el fin de responder a las necesidades de escolarización de las masas de una manera económica.
Posteriormente surgió el movimiento neohumanista contraria al objeto utilitarista de la pedagogía ilustrada que se orientaba hacia la individualidad (Horlacher, 2015). El manejo de la Bildung empezó a generar diferenciaciones sociales por parte de las instituciones educativas al catalogar a las personas como “cultas” o “incultas”, y a influir en su status sobre el empleo, los cargos públicos y derechos civiles, lo que desató los movimientos obreros e izquierdistas entre otros, lo que produjo una relación entre la Bildung y la política, a manera de rechazo de las decisiones legales de la época (Horlacher, 2015).
Según Horlacher (2015), Nietzsche defendía la separación de la Bildung y formación profesional, ya que se había tergiversado su fin hacia una visión utilitarista, dejando al descubierto la Bildung como el privilegio de unos pocos, que buscaba el desarrollo del pensamiento crítico y creación artística.
De otra parte la pedagogía, que en ese entonces no se concebía ni como disciplina ni como ciencia, sino como una teoría filosófica de las normas de vida y de personalidad, se vislumbró a partir del método de la hermeneútica como la tabla de salvación para construir una nueva visión de hombre y con ello la unidad de una nueva Bildung.
Se observa desde la acepción de Bildung los siguientes elementos claves que podrían ser la piedra de toque, a partir de los cuales se pueden analizar los conceptos de formación planteados en nuestro contexto.
Desde la dimensión ética, ontológica y estética se destaca la formación o cultivo del ser a partir de la auto-reflexión y auto-observación, la realización personal, al cultivo de sus propios talentos, el sentido de la humanización, la subjetividad u objetividad de lo bello (bueno), experiencia, conciencia, narrativa, creatividad, artes, integración necesaria a una comunidad, perfeccionamiento de sí.
En cuanto a la dimensión Psicopedagógica y socio-cultural se subraya el soliloquio o conversación consigo mismo como estrategia para llevar la educación a la perfección, la necesidad de transmitir conocimientos reales a los estudiantes, por esta razón se refiere a los contenidos de la historia y las ciencias como idóneos para este objetivo, suscitar sentimientos que tuvieran las consecuencias deseadas, cultura general, desarrollo de las facultades humanas, la enseñanza debe ajustarse a los contextos históricos y sociales específicos que lo rodean, el espíritu humano podía educarse por sí mismo, método de la hermeneútica.
Al respecto del término formación, algunos autores como Flórez (2005), Ospina (2010), Vasco, Martínez y Vasco (2012) y Pelegrino, (2015) esbozan sus pensamientos de la siguiente manera: Flórez (2005) expresa “Formar, pues, a un individuo en su estructura más general es facilitarle que asuma en su vida su propia dirección racional, reconociendo fraternalmente a sus semejantes el mismo derecho y la misma dignidad” (p.109). Según Flórez (2005), la formación como principio unificador de la pedagogía, debe tener tres condiciones básicas: antropológica, teleológica y metodológica.
Flórez (2005) concibe la formación como: Como un proceso de humanización de los niños hasta propiciarles la “mayoría de edad”, y con ella niveles superiores de autonomía y de racionalidad, como proponía Kant. Este concepto de formación humana, compartido por Rousseau, por los filósofos de la ilustración francesa y alemana y enriquecido por la concepción histórica de Hegel, reconoce que el hombre se desarrolla y humaniza no por un moldeamiento exterior sino como enriquecimiento que se produce desde el interior mismo del sujeto, como un despliegue libre y expresivo de la propia espiritualidad que se va forjando desde el cultivo de la razón y de la sensibilidad, en contacto con la cultura propia y universal, la filosofía, las ciencias, el arte y el lenguaje (p.106).
Ospina (2010) afirma: En términos aristotélicos, la formación es potencia y potencialidad, es trabajar sobre sí mismo para encontrarse y, de este modo, ganar autonomía. Es un grito interior para enmendar las propias carencias de saber a través de la responsabilidad personal ante el proyecto vital; es potenciar en sí mismo los puntos débiles. La formación, podría decirse, se refiere a un ser que toma posiciones, se forma en opinión, da su dictamen e interviene en las cosas (p.16).
Por otro lado, Vasco, et. al (2012) expresan que: La formación se entiende también en muchos países iberoamericanos como una práctica educativa más sistemática, más orientada para el oficio o profesión, de acuerdo con el sentido francés más extendido, pero cuando se le califica como «formación integral», sí suele referirse al sentido más amplio de Bildung (p. 115).
Pelegrino (2015) plantea que: Dicho concepto proviene de la palabra latina formatio que hace referencia a hacer, componer, crear. Se trata, de un término asociado al verbo formar que significa otorgar forma a alguna cosa, concertar un todo a partir de la integración de sus partes. Desde el término formación, además, se hace referencia a la forma como aspecto o características externas y/o internas de procesos diversos concernientes a diferentes planos de la realidad (p. 4-5).
Al realizar una revisión del concepto de formación desde autores clásicos como contemporáneos se observa el influjo de la esencia de la Bildung, e incluso se destaca la clara remisión a la Bildung en las distintas épocas, y sus representantes más destacados, como Aristóteles. Kant, Hegel, Rousseau, etc. en búsqueda de ese ideal de perfectibilidad del hombre. Los autores coinciden con la Bildung en asociar formación con desarrollo integral, capacidad individual y social, formarse en el sentido reflexivo, formación de experiencias, potencia y autonomía, proceso de humanización, despliegue libre y expresivo de la espiritualidad, proyecto vital, tomar posición, cultivo de la razón y de la sensibilidad.
En Flórez (2005), se observan las condiciones antropológica, teleológica y metodológica presentes en la definición de la Bildung. No obstante en el discurso aún quedan vestigios de la formación como moldear al otro y en la práctica se continúa privilegiando.
Luego de revisar las anteriores posiciones se destaca una ausencia de algo, un vacío que llenar, ese algo que pondría en juego los elementos, a pesar de encontrase la sensibilidad latente y la apreciación por las artes y la creatividad del ser humano. Vargas (2016) viene a recordar un elemento que devolvería el sentido a cualquier labor educativa “el deseo”, como valor agregado al concepto de formación.
“La formación alude a la configuración de sentido y el deseo acontece en ella –aquí y ahora,
en primera persona, como presencia y ausencia, como erotización de la vida, como eros” (Vargas, 2016, p.13).
Al respecto Vargas (2008) destaca que la formación es: “Poner en libertad el ser en la comparecencia del ente mismo”, según el enfoque fenomenológico de Heidegger se trata de que el ser alcance la plenitud de su despliegue mediante su propia exposición por vía de, a través de y en el lenguaje. En esta perspectiva la formación no puede ser una estrategia de imposición, de instrucción, de moldeamiento, sino que en la medida que el ser se expone propicia un salto, un paso fuera de sí; de modo que lo que se manifiesta es el ahí del ser-ahí, desde sí, se hace manifiesto en tanto, a su turno, manifiesta el entorno (p.9).
Tanto la formación como proyecto céntrico de la pedagogía, la filosofía y las ciencias sociales mismas, hijas todas- si las hay- del proyecto moderno, tienen que redefinirse en la condición postmoderna (Vargas, 2006, p.10).
Requiere pensarse la formación desde lo local, desde nuestras raíces en diálogo con los ideales de globalización, como lo plantea Nausbaum (2005) en su libro el cultivo de la humanidad, implica pensar en la formación de ciudadanos de mundo y reconocer la diversidad y complejidad de un mundo interconectado y utilizar la estrategia socrática para establecer marcos de comprensión, apropiación y fundamentación más allá de la opinión, pensadas por las narrativas, las artes, tomando como ejes centrales los problemas humanos comunes como la muerte, el sexo, la educación, la familia, el trabajo, etc.
En este sentido para responder a lo que plantea Pestalozzi: “la enseñanza debe ajustarse a los contextos históricos y sociales específicos que lo rodean y a lo que expresa Vargas (2008) como comprender los valores de otros a nivel regional, se toma como punto de partida los elementos que este autor sugiere para redefinir la formación en la condición postmoderna: la propiedad práctica que implica la formación como hacer, persuadir a los sujetos de ciertos valores, reconocer las características propias del entorno, la retórica como dispositivo de persuasión y el tránsito de la subjetividad a la intersubjetividad.
Este trabajo se constituye en la base para construir un enfoque curricular situado en el contexto Caribe (Cartagena) a partir de un concepto de formación holístico que tome como fundamento el deseo, que plantea la necesidad de realizar un análisis sociológico de la población objeto, a fin de vislumbrar los discursos y prácticas arraigas alrededor de la formación para entrar en diálogo con los valores universales y construidos en el marco de la diversidad, con el fin de negociar saberes a través de las historias de las narrativas de los sujetos involucrados con el fin de elaborar los elementos contextuales, epistemológicos, relacionales, metodológicos y evaluativos que permitan configurar un currículo situado y significativo que responda a los intereses y necesidades de las realidades.
buenas tardes, me parece un artículo interesante, podrían por favor remitirme la bibliografía utilizada para la investigacion, muchas gracias