Todos lo hemos deseado alguna vez…
Cuando se termina la semana o inclusive el día y miramos hacia atrás a lo que hemos logrado, muchas veces nos preguntamos.. ¿a dónde fueron todas esas horas?
Y comenzamos a decir, «No hay suficiente tiempo en el día» o «No sé dónde encontraré el tiempo» y «Nunca tengo tiempo para mí».
Pero la buena gestión del tiempo no debe ser una habilidad escurridiza que solo adquieren aquellos que pueden darse el lujo de contar con secretarios y asistentes.
Para ser productivos de manera regular y ser mejores manejando nuestro tiempo y, por ende, llevar una vida más eficiente, debemos crear hábitos que nos apoyen.
1. Deja a un lado la multitarea
Centra toda tu atención en una tarea a la vez.
Muchas creemos que la multitarea nos hace más productivos, que es una fortaleza.
¿Por qué no, verdad? Si podemos trabajar en dos, tres, incluso cuatro cosas al mismo tiempo, ¡debemos estar haciendo mucho!
¡Incorrecto!
Ninguna de las tareas que estemos haciendo la vamos a realizar de manera eficiente, esto debido a que ninguna de ellas va a recibir suficiente atención.
Ya sabemos, la multitarea reduce la eficiencia y el rendimiento mental.
La mejor manera de proteger nuestro cerebro es concentrarnos en una tarea a la vez y tomar descansos para recuperar nuestra energía.
Trabajar en un entorno libre de distracciones, manteniendo los teléfonos y dispositivos electrónicos fuera de nuestro alcance.
La multitarea se siente bien, pero no vale la pena nuestro tiempo, energía y, ciertamente, nuestro cerebro.
2. Define plazos y establece metas
Las metas actúan como una brújula, señalando la dirección y en lo que debemos concentrar nuestro tiempo.
¡No podemos hacer las cosas si NO tenemos IDEA de lo que debemos hacer en primer lugar!
Una necesidad absoluta antes de poder administrar efectivamente nuestro tiempo es establecer metas claras sobre lo que queremos en la vida.
Establece tus metas de una manera activa, no solo en tu cabeza sino en papel.
Escribe exactamente lo que quieres, cómo lo vas a lograr, en cuánto tiempo y cómo revaluarás su cumplimiento.
3. Registra en qué estás gastando tu tiempo
«Administración del tiempo»
Qué mejor manera de dominar la administración del tiempo que tomar el término al pie de la letra.
Gestionar bien nuestro tiempo no es posible si no sabemos en qué lo estamos utilizando.
El tiempo es limitado, y para tener éxito en lo que sea que estamos haciendo, debemos gastarlo sabiamente.
Hacer un seguimiento de nuestro tiempo no significa que debamos sentirnos culpables, simplemente nos da el poder de tener la información y decidir qué hacer con ella. Estar seguros de saber a dónde van los preciosos minutos de nuestras vida.
Utiliza aplicaciones o registra en papel durante una semana, el tiempo exacto y en qué lo estás utilizando: trabajo, cocinando, viendo televisión, revisando las redes sociales…
Examina qué está consumiendo tu tiempo y determina qué debes cambiar.
4. Organízate
Después de definir tus metas, lo siguiente que debes hacer es organizarte.
¿Cuáles son tus metas a corto y largo plazo?
Divide tus metas a largo plazo en metas más pequeñas y específicas, para que tengas un objetivo al que apuntar cada mes, semana y día.
De esta manera sabrás en qué trabajar y qué tiempo debes asignarle.
Así cuando te levantes cada mañana, sabrás a qué dedicar tu tiempo con un propósito, sin importar cuán pequeña sea esa cantidad.
4. Aléjate de las distracciones
Ya sabes de lo que hablamos…
¡APAGA EL TELÉFONO!
Todos somos culpables, nos perdernos en nuestros teléfonos inteligentes, agujeros negros que no hacen más que robarnos nuestro tiempo sin recompensa.
¿Cuántas veces enciendes el teléfono sin pensarlo: sin que suene o llegue un mensaje, sin un propósito mientras estás en medio de una tarea importante?
5. Deja espacio para lo inesperado
No, no es dejar tiempo para videos de gatos en Youtube o revisar el Instagram de las celebridades.
Planear y programar el tiempo para emergencias reales y cosas urgentes que simplemente tenemos qué hacer, y que a menudo son inevitables.
Asume que lo inesperado sucederá todos los días.
Muchos de nosotros creamos estas hermosas listas de tareas o planes diarios. Pero los planes sólo incluyen las cosas que queremos lograr. No es la realidad de nuestra vida diaria.
Y la realidad es que cualquier cosa puede pasar.
Si nuestra mentalidad es asumir que cada día podrá tener un elemento “sorpresa”, estaremos mucho menos frustrados cuando sucedan y obviamente preparados.
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