Publicado hace 2290 días
Artículo publicado por la participante Luz Adriana Forero en el 1º Concurso de Artículos Docentes Grupo Geard Colombia.
Según Klaric Jürgen en su documental “Un crimen llamado educación”, el sistema educativo a nivel mundial no ha sido cambiado significativamente desde la revolución industrial, cuyo propósito era preparar a las personas para trabajar en las fábricas.
Esto ya no es útil para los niños y jóvenes en este nuevo siglo. Ellos están creciendo en una generación donde las necesidades son muy diferentes.
Se sienten vacíos, abatidos y poco preparados para los desafíos ambientales, tecnológicos y sociales.
Son pocas las instituciones que han procurado incluir en su currículum la educación emocional.
La educación emocional podría definirse como la formación afectiva y moral, que integra la gestión de las emociones.
La psicóloga clínica Alejandra Huerta, define la inteligencia emocional como la habilidad de gestionar adecuadamente las emociones.
En una de sus conferencias vía YouTube llamada “Educación Emocional para tus Hijos”, establece la importancia de que los padres aprendan a ser inteligentes emocionalmente para poder educar a sus hijos en este tenor.
Por otra parte, el psicopedagogo Rafael Bisquerra en su página web, sostiene lo siguiente: “la educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias”.
El especialista Mauricio Bock en su conferencia vía YouTube, sugiere a los padres educarse en el uso adecuado de las redes sociales para relacionarse mejor con sus hijos y aprovechar adecuadamente las ventajas que éstas tienen.
Si bien, las opiniones de estos especialistas en el tema están divididas sobre si la familia o las instituciones educativas deben encargarse de este importante tenor, considero que tanto la familia como la institución educativa tienen la responsabilidad social de integrar la educación emocional en la formación de los niños y jóvenes.
Determinar la influencia de las redes sociales como Facebook y YouTube en la educación emocional de nuestros hijos resulta relevante.
Este artículo tomará en cuenta las tres posturas para al final llegar a un enfoque más completo y enriquecido.
La doctora Alejandra Huerta opina que la educación emocional debe ser responsabilidad de los padres y la educación intelectual responsabilidad de las instituciones educativas.
En su conferencia “Educación Emocional para tus Hijos”, explica a los padres los conceptos básicos que componen la inteligencia emocional con el propósito de que éstos ayuden a sus hijos en su formación emocional.
Deseo centrarme tan sólo en tres conceptos: La autoestima, la asertividad y la empatía.
La autoestima se desarrolla desde el vientre materno, llega a la infancia, y luego a la adolescencia.
La valoración propia depende del autoconocimiento y debe ser construida. Para ello es importante aplaudir los logros de nuestros hijos, pero también que reconozcan sus falencias, sin burlarse de ellos o gritarles.
Una autoestima baja genera inseguridad, relaciones sociales destructivas, incluso bajo rendimiento académico.
Educar a nuestros hijos emocionalmente para que sepan sus fortalezas y debilidades, harán que ellos probablemente tengan éxito en su vida adulta, ya que según estudios realizados por especialistas como el doctor Daniel Goleman, el éxito depende de un 80% de inteligencia emocional. El otro 20% depende de los conocimientos intelectuales impartidos en la institución educativa.
Para evitar el grito o la burla, es importante manejar la asertividad y decir las cosas en un tono de voz adecuado y con firmeza; que ellos sepan cuando están teniendo un comportamiento no adecuado, pero sin llegar al maltrato.
Hay que evitar el tono de voz muy bajo y la falta de firmeza, ya que en este caso ellos no tendrán claros los límites y su carácter se verá debilitado.
Por último, la empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, ser sensibles a sus emociones y necesidades, conmoverse con su dolor y compartir.
Es por eso necesario que los hijos aprendan desde pequeños a compartir sus juguetes, a preguntarle a los demás cómo se sienten, a colaborar con las labores del hogar.
Es importante que los padres eduquen emocionalmente a sus hijos para que éstos sean adultos con autoestima saludable, asertivos y empáticos.
La postura del doctor Rafael Bisquerra, establece la necesidad de incluir la educación emocional como innovación en las instituciones educativas actuales.
En su página de internet destaca: “El objetivo de la educación emocional es el desarrollo de competencias emocionales: conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar”.
La conciencia emocional abarca habilidades importantes ser consciente de las emociones propias, es decir, darles nombre y comprender las emociones de los demás.
Esto implica que “Los estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción; ambos pueden regularse por la cognición (razonamiento, conciencia). Emoción, cognición y comportamiento están en interacción continua, de tal forma que resulta difícil discernir qué es primero. Muchas veces pensamos y nos comportamos en función del estado emocional”.
Tener claridad en qué emociones les está afectando a los hijos, les ayudará a comportarse más asertivamente sin llegar a la violencia verbal o física.
La regulación emocional inquiere conceptos como la expresión emocional apropiada, la regulación de emociones y sentimientos, las habilidades de enfrentamiento y la competencia para autogenerar emociones positivas. De esta manera, es muy importante que nuestros hijos sean capaces de expresarse adecuadamente, controlar sus emociones, enfrentarse asertivamente con los demás y ser ellos mismos capaces de generar emociones positivas que les ayuden sentirse más seguros y comportarse mejor tanto en la institución educativa, como en el hogar.
La autonomía emocional abarca conceptos muy relevantes como la autoestima, la automotivación, la autosuficiencia emocional, la responsabilidad, la actitud positiva, el análisis crítico de normas sociales y la resilencia.
Todos estos aspectos si son aplicados en la institución educativa, pueden llegar a marcar la diferencia en la construcción de adultos emocionalmente más sanos.
La institución educativa puede llegar a formar personas con buena autoestima, automotivadas, autosuficientes emocionalmente, con actitud positiva, con “capacidad para evaluar críticamente los mensajes sociales, culturales y de los mass media, relativos a normas sociales y comportamientos personales” y resilente al adaptarse a condiciones de vida adversas.
La competencia social tiene componentes muy importantes que de ser impartidos, ayudarían a las personas con timidez a ser adultos mucho más seguros, con éxito económico, social y laboral.
Los niños tímidos que no superan la dificultad de comunicarse con otros, pueden llegar a ser adultos cuya inseguridad les dificulte el crecimiento personal
Los siguientes componentes llegan a ser vitales para este tipo de personas: dominar habilidades sociales básicas, el respeto por los demás, la comunicación receptiva y expresiva, compartir emociones, comportamiento pro-social y cooperación, asertividad, la prevención y solución de conflictos, y finalmente, la capacidad para gestionar situaciones emocionales.
Por último, el doctor Bisquerra establece las competencias para la vida y el bienestar que se componen de la siguiente manera: fijar objetivos adaptativos, toma de decisiones, buscar ayuda y recursos, bienestar emocional y fluir para generar experiencias óptimas en la vida.
El mentor de la escuela de padres Mauricio Bock establece en su video “Quién está educando a tus hijos” que las redes sociales merman la comunicación verbal de los hijos de la generación internet o Z, por lo cual se puede diferir que interfieren en su autonomía emocional, siendo más difícil el evaluar de manera crítica los mensajes culturales, sociales y de los medios masivos en relación a normas sociales y comportamientos personales.
Las redes sociales influyen cada vez más en la nueva generación internet, en su autonomía emocional, competencia social especialmente en lo que se refiere a la comunicación expresiva, receptiva y asertiva entre ellos y sus padres. Además, ya no son sus padres los que establecen lo que está bien o mal, sino que son las redes sociales las que marcan un marco de referencia primordial para ellos.
Por eso, es importante que los padres se adapten a estos cambios generados por internet conociendo muy bien redes sociales como Facebook, Twitter, Youtube. Al conocerlas podrán, no solo estar al tanto de lo que sus hijos ven, comparten y escriben a diario en estas redes, sino que podrán hablar al respecto para construir un propósito de vida más adecuado.
El Facebook es una red donde la información es compartida y donde algunos jóvenes buscan ser aceptados socialmente a través de “likes”. Por lo tanto, las fotos, las publicaciones o mensajes enviados a los amigos están paulatinamente reemplazando la conversación cotidiana. Los gestos faciales son reemplazados con los emoticones, los cuales tienen como objetivo minimizar las palabras para expresar emociones.
De acuerdo a una conferencia brindada vía YouTube por el especialista Mauricio Bock a finales del 2016, lo mejor es que los padres se adapten a estos cambios en la comunicación, que se actualicen educándose en cómo usar las redes sociales y que busquen espacios para conversar con sus hijos acerca del uso que ellos hacen de las redes, lo que les comparten y lo que comparten con los demás. De esta manera estos jóvenes pueden mejorar su competencia social, practicando la comunicación receptiva y expresiva, respetando y sintiéndose respetados.
También sugiere herramientas para que los padres se puedan acercar a sus hijos y cumplir con su papel de mentores: construir un propósito de vida en común, compartir experiencias cotidianas, llegar a acuerdos de confianza en el uso apropiado de las redes, hacerlos participes de las decisiones cotidianas, y generar proyectos de vida en conjunto. De esta manera, considerando la educación emocional, hijos y padres mejorarían su competencia social, puesto que ya no estarían reprimiendo sus emociones y/o sus pensamientos.
También su autosuficiencia emocional mejoraría al ser más capaces de evaluar críticamente el contenido que reciben y comparten. Así, los hijos al ser tomados en cuenta en la construcción de proyectos y propósitos de vida, mejoran sus competencias para la vida y el bienestar, tomando decisiones, fijando objetivos adaptativos a la nueva era digital, buscando ayuda y recursos, fluyendo en su vida y por supuesto teniendo un bienestar emocional.
El futuro de los hijos no puede depender únicamente de las instituciones educativas. Es cierto, que es poco el tiempo para conversar con ellos y estar al tanto de su estado emocional, de cómo se sienten, que están viendo y compartiendo en las redes, su propósito de vida, etc.
Sin embargo, tomarse cinco o diez minutos para compartir con ellos e indagar cómo están abordando su situación escolar, sus amigos e influencias de las redes, pueden marcar una diferencia en su futuro como adultos competitivos social y emocionalmente.
Como establece el mentor Mauricio Bock, no se trata de prohibirles navegar por las redes, sino de controlar su adecuado uso y que compartan lo que están haciendo en ellas.
Podemos enseñarles a aprovechar redes como YouTube para su formación escolar y no solo para escuchar música.
Hay tutoriales de muy buena calidad, que si los ven en conjunto con los padres, podrían ayudarlos a lidiar con materias que sean de difícil comprensión y compartir lo que aprendieron. Ir preguntándoles cómo se sienten, que quieren hacer de adultos, es importante para que los padres sean partícipes de su propósito de vida.
Tal vez algunos no sepan muy bien lo quieren, pero de los padres depende y no solo de la institución, el ayudarles a descubrirlo.
Las instituciones educativas imparten conocimientos teóricos y aumentan la capacidad intelectual de los hijos.
Sería de gran ayuda, que en lo posible, todas las instituciones tanto públicas como privadas incluyeran en su curriculum la educación emocional, para que ellas también puedan contribuir a la formación afectiva, moral y emocional de los futuros adultos.
La formación de adultos competentes para la vida y el bienestar, es de suma importancia y no hay que tomarlo a la ligera. Por ello, tanto los padres como las instituciones educativas, deben ser mentores del desarrollo social, económico, psicológico y profesional de los hijos de la generación internet o Z.
Excelente guía felicitaciones la conducción emocional es en nuestros días indispensable para estudiantes, docentes y en especial para padres de familia, haciendo llegar el mensaje de tal manera que cada hogar se comparte como una empresa donde sus hijos adquieran responsabilidad en su manejo emocional, un hijo guiado o conducido por los padres dentro de un acompañamiento saludable con afecto y calor humano de hogar será un niño con calidad y responsable de sus actos en la escuela y en cualquier lugar donde se encuentre. Pero hay que recordar que los principios y valores se recibe en casa indudablemente desde el vientre materno, el comportamiento de los padres en el hogar es base principal para la formación emocional de los hijos a quienes se debe contribuir con su crecimiento ” con un poquito de hambre y un poquito de frio”.
Muy Excelente sus propuestas concretas por mi parte Escribo PowerPoin un material sobre prevención y control emocional
Gracias por su comentario y esperamos que haya sido de suma utilidad.