Nuestra relación con la tecnología está en continua evolución.
La forma en que interactuamos con teléfonos, altavoces inteligentes, seguidores de actividades y hasta nuestros refrigeradores es muy diferente ahora a como lo hacíamos hace 10 años, y aún más diferente a como será dentro de 10.
Cada vez somos más los latinoamericanos que poseemos teléfonos móviles.
En Colombia, Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el 2017, el 73,2% de las personas de 5 y más años de edad reportaron tener teléfono celular, mientras que el 58,9% lo empleó para navegar en Internet.
De acuerdo con We are Social, para Colombia, el 68% de la población es activa en las redes sociales y se espera un crecimiento anual de 3 millones de usuarios activos en las redes sociales.
Mientras que en Perú, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el 2018, el 80,1% de población de 6 años y más de edad que utiliza teléfono celular, mientras que el 78,3% lo empleó para navegar en Internet.
De acuerdo con We are Social, para Peru, el 73% de la población es activa en las redes sociales y el crecimiento de usuarios activos en las redes sociales fue de más de 2 millones entre enero del 2018 y enero del 2019 .
Encuentra aquí otras estadísticas sobre el uso de la tecnología en Latinoamérica por We are Social.
Tampoco tenemos que buscar mucho para encontrar estudios sobre cómo el uso de teléfonos inteligentes afecta nuestra salud mental y nuestro bienestar, especialmente entre los niños y adolescentes.
No podemos negar que la tecnología trae facilidad y conveniencia a nuestras vidas.
Existen pocas cosas que no podamos hacer sin deslizar, sacudir, hacer clic o realizar cualquier acción táctil.
Desde ubicarnos geográficamente, hasta ver el clima, tomar fotos con filtros y los emojis sin fin; puede parecer que estamos cada vez más cautivados por nuestros dispositivos móviles.
Es por eso que debemos darnos la oportunidad de reevaluar nuestra relación con la tecnología y que domina cada uno de los aspectos de nuestra vida.
¿En qué emplearíamos nuestro tiempo si no pasáramos tanto tiempo en nuestros dispositivos digitales?
Estas son algunas de las formas en que puedes responderte y seguir desafiándote.
1. Establece límites
Los límites de tiempo de pantalla no son sólo para los niños.
Todos podemos beneficiarnos al saber cuánto tiempo pasamos conectados a nuestros dispositivos sin importar nuestra edad.
De hecho somos bastante cuidadosos al planificar y programar otras partes de nuestra vida.
Siempre estamos dividiendo nuestro tiempo en porciones “razonables” 30 minutos aquí o 2 horas allá, pero cuando se trata del tiempo que pasamos en nuestro teléfono somos poco exigentes.
Pregúntate: «¿Estoy durmiendo lo suficiente? ¿Hago ejercicio? ¿Paso tiempo al aire libre? ¿Estoy comiendo al menos dos comidas al día sin el teléfono en la mano? ¿Cuándo fue la última vez que pasé 24 horas sin mirar el correo electrónico y las redes sociales? »
Decide lo que es factible para ti. Si tu trabajo requiere que te sientes frente al computador la mayor parte del día, desarrolla rutinas alrededor de su uso fuera de la oficina.
Cuando no estés en el trabajo, ten en cuenta cuánto tiempo pasas en tu teléfono u otras pantallas.
Considera apagar su teléfono, computadora o tableta a una hora determinada todos los días o activar la función “no molestar”. Comienza a registrar el tiempo que pasas en tu teléfono y así identificar dónde deseas realizar cambios.
No tengas miedo de no leer un mensaje de texto o de salir sin teléfono.
2. Cultiva pasatiempos que te satisfagan
¿Cuánto hace que no aventuras fuera de la red y en vez de te sentiste ansioso ante la idea de perderte una notificación o un correo electrónico, te sentiste completamente absorto, disfrutando los que estabas haciendo?
A veces nos aferramos tanto a nuestras pantallas que olvidamos que nuestras vidas existen fuera de ellas.
Si bien la tecnología nos trae beneficios y nos ayuda a conectarnos con familiares lejanos y hacer amigos en todo el mundo, no reemplaza las interacciones frente a frente.
Busca un pasatiempo que te ayude a mejorar tu bienestar, participa en un deporte de equipo, atiende una clase de pintura, entabla una conversación casual con la persona que atiende en la cafetería.
Llena tu tiempo con actividades que involucren tanto tu cuerpo como tu mente y pronto verás que es mucho más satisfactorio que saber qué es lo que está haciendo todo el mundo en las redes sociales.
3. Sé proactivo con respecto a las notificaciones
No es necesario tener activadas todas las notificaciones que vienen por defecto en nuestros teléfonos y computadores, notificaciones que suenan en nuestra mente todo el día.
Apaga aquellas notificaciones y alarmas que no sea vitales; a veces no necesitamos saber de inmediato sobre cada correo electrónico, publicación en redes sociales, actualizaciones de juegos, eventos o noticias.
La tecnología puede proporcionarnos formas para estar organizados, ser eficientes y entretenernos pero también puede distraernos, desorganizarnos y desorientarnos.
4. Reconoce el efecto que tiene las redes sociales sobre ti
Para bien o para mal, las redes sociales se han convertido en parte de la vida de la mayoría de las personas.
Muchas personas han mostrado signos de adicción como cambios de humor, alteración de sueño y síndrome de abstinencia.
Trata de usar las redes sociales de manera consciente. Reserva tiempo específico para revisarlas y comprométete con cumplirlo.
Establece una intención antes de comenzar a desplazarte por la redes sociales. ¿Quieres encontrar nueva información? ¿Comprobar invitaciones? ¿Ver lo que tus amigos están haciendo? O simplemente relajarse? Saber por qué estamos usando las redes sociales nos ayudan a mantener la atención plena.
Tómate el tiempo necesario para estirarte y relajar tus ojos
Trabajar durante largos períodos de tiempo sin interrupciones provoca estrés y agotamiento.
Tomar descansos refresca la mente, repone tus recursos mentales y nos ayuda a ser más creativos.
Según investigaciones, los «momentos ajá» son más frecuentes para quienes toman descansos.
Conclusión
¿Qué papel o rol cumple la tecnología en tu vida?
Al igual que todas las relaciones saludables, nuestra relación con la tecnología requiere un compromiso reflexivo y una evaluación de rutina.
¿Dónde nos estamos quedando cortos y cómo podríamos mejorar? ¿Cómo lo estamos utilizando para satisfacer nuestras necesidades y qué necesidades se cumplirían mejor en otros lugares?
Si no te has hecho estas preguntas últimamente, tal vez ahora sea el momento.
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