Publicado hace 2094 días
Artículo escrito por la participante Luz Enid Sarasty en el 1º Concurso de Artículos para Docentes Grupo Geard Colombia.
[…] la unidad que el hombre no encuentra en la naturaleza debe encontrarla en su propia interioridad y para eso el hombre debe ser educado para descubrir dentro de sí mismo las raíces de la humanidad de la que forma parte.
Cirilo Flórez Miguel, la filosofía en la Europa de la ilustración, p. 83
Cada época ha sido marcada por, sistema filosófico y político, grupo dominante que alarga su brazo potente por medio de la palabra para dominar la mente humana y sesgar su criterio en busca de la aceptación.
Textos orales o escritos, filosóficos, científicos, políticos, literarios, psicológicos han hecho su debut para afectar con su discurso el entendimiento, marcando épocas importantes en la historia de la humanidad.
En la antigüedad, asustaron a los niños y a los hombres con deidades que no les permitían navegar los siete mares, ni penetrar las selvas por temor al castigo o la muerte.
Seres perversos que se servían de juglares para llegar a los oídos invadidos por el temor a lo desconocido, hasta convertir al hombre en un ser pusilánime convencido de la planicidad de la tierra y de que en sus orillas pailas ardientes sostenidas por tridentes, conducirían al viajero a los laberintos de la muerte.
Con el cambiar de las épocas cada gobernante necesitó más y más infraestructura para convencer a los seres de su pequeñez.
Los jeroglíficos que hoy provocan la excitación de los cerebros tratando de develar su significado fueron, quizás, tareas escolares de los niños egipcios que iniciaron su escritura en cuevas y muros igual que los de hoy lo hacen en el muro del Facebook dejando volar su imaginación para crear deidades fabulosas que se retuercen en forma de serpiente, con cabeza de alce, león o toro, brotando de las mismas próvidas mentes que crearon Quijote, Juan Tenorio, Lazarillos de Tormes, Pedros Paramos, Anas Careninas , hermanos camarasu u Otelos.
La bíblia y la invención de la imprenta contribuyeron a convencer al asustado humano del castigo eterno que le esperaba si desobedecía mandatos crueles, y depravados, en nada dignos de una verdadera humanización.
No fueron más benévolas la ilustración y el enciclopedismo que dieron fama a los más diversos temores existentes e inauguraron un contrato social que ligaría al individuo con la sociedad, dejándolo preso de principios, normas e ideas que le quitaban el último vestigio de libertad.
El humanismo, el romanticismo, contribuyeron a que la sociedad burguesa se alzara con un dominio de ese ser domesticado, socializado y cada vez menos humano y más máquina al servicio del sistema, quien había llorado viendo como Jean Valjean es condenado por robar un pan, o romeo y Julieta mueren por amor en un mundo nada común con quienes morían de hambre o de peste en las calles de París, en medio de basura y desperdicio que aún hacían parte de la sociedad en la ciudad luz
Platón, según cuenta la historia fue el primero en estudiar los sólidos el tetraedro, hexaedro regular, octaedro dodecaedro y el icosaedro e idealizó un mundo perfecto con marcada solidez en todos los campos de la vida, sin embargo.
Bauman inauguró el pensamiento en la modernidad líquida, como la destrucción de todo lo sólido, y el camino a una nueva forma de vida donde sin fronteras ni normas léxicas, gramáticas, semánticas, o fonológicas, los idiomas se mezclan hibridizando la forma de comprenderse entre los pueblos.
Hoy la internet, la globalización y los medios masivos de comunicación diseminan a mayor escala el miedo, la incertidumbre la tragedia y la muerte, libros sembrados de horror, blasfemias y destrucción pueblan las librerías virtuales y reales desconcertando el corazón del hombre, que distante de su pasado humano, en el cual conocía su procedencia de ser hecho de barro, quien le bastaba mirar la tierra para entender el universo, busca en los libros el camino de su humanización.
Si un viajero del tiempo observara detenidamente los momentos históricos que ha tenido la forma, y modo de enseñar a leer, quedaría estupefacto los mismos seres que negaron el derecho a pueblos, razas, o géneros completos de aprender a leer, hoy les exigen que aprendan, si analizar sus acumulados históricos, su forma de adquirir conocimiento y las afectaciones psicológicas de su pasado.
La nieta colombiana, de una anciana indígena quien la arrulló con historias de duendes y espantos, le cantó coplas, la envolvió con chimbe, la alimentó cubios y frijol cacha, y la curó con gualanday, cachichi y cuchilluyo no tiene el mismo acercamiento a la lectura que la nieta de un médico, quien la curó con amoxicilina, la alimentó con jamón y atún, y la envolvió en cobijas antialergicas.
Los indígenas nasa Yuwe, cuyo nombre significa palabra de la humanidad, piensan que la lectura y la escritura los alejan de su oralidad y su comunión con los espíritus tutelares que pueblan la madre tierra, perdiendo su esencia de seres privilegiados por los dioses con el regalo del habla capaz de analizar cada signo natural y comprender sin palabras las señales de la naturaleza, más aún cuando la lectura y escritura se presentaron cargadas del florido recurso estilístico del barroco, a la luz de la ilustración y el enciclopedismo con palabras europeas, que nombraban cosas desconocidas para el Nasa absorto en su contemplación pre filosófica.
“Miembros de una sociedad que atribuye un prestigio especial al discurso transcrito en las hojas de un libro (fetichismo de la escritura), ellos se imaginaban la “literatura” exclusivamente bajo forma de un texto escrito- según los cánones europeos. De este modo ellos quedaron ciegos- o sordos- ante las expresiones orales o multimediales que cumplen, dentro de las colectividades indígenas todavía predominantemente orales, una función más o menos análoga a la de la “literatura” en las sociedades alfabetizadas” (18)(Lienhard 1994)
MARTÍN, Lienhard. La voz y su huella. p.18. (Manuscrito)
En la cosmovisión indígena no cabe unas prácticas religiosas, médicas o legales divulgadas a todos, la base de su conocimiento radica en la forma mesurada, y reservada como se use, salir a contar a todos los potenciales curativos de una planta o el significado de un fenómeno natural, o una práctica legal inherente a su clan, sería lo que en la bíblia se cita como “no eches las perlas a los cerdos” porque tales conocimientos, según la población Nasa, no pueden ser entendidos o usados por todos, únicamente quien lo entienda, necesite y use adecuadamente podrá ser beneficiado con dicho conocimiento.
La mujer, quien fue excluida de la literatura bajo prohibición de aprender a leer y a escribir desconociendo su capacidad y condenándola a una vida sin letras, pudo haber creado en un miedo inexorable a franquear los libros, una fobia asfixiante por la lectura y la escritura o simplemente un deseo de anonimato en estas prácticas, mismos que llevaron a Sor Juana Inés de la cruz a refugiarse en un convento, a Fernan Caballero a escribir sus obras con nombre de hombre y a muchas otras a ser quemadas en la hoguera acusadas de brujería, consistente en soñar con los príncipes encantados de los cuentos orales que siempre hablan de pasados o futuros brillantes y en muchas ocasiones, por preferir morir en la hoguera confesando, haber dormido con el diablo, a aceptar una vida sin amor y con demasiado dolor propia de la edad media.
“Los Cuentos de Hadas, liberados de los ridículos ornamentos con que los sobrecargaron los últimos redactores, representan el corazón mismo del pueblo. Marcan una época poética entre el comunismo grosero de la villa primitiva y la licencia del tiempo en que la burguesía naciente creó nuestras cínicas fábulas.
Estos cuentos tienen un lado histórico, recuerdan, por ejemplo, las grandes hambres (en los cuentos de ogros, etcétera). Pero en general planean mucho más alto que toda la historia, vagan en las alas del Pájaro Azul, en medio de una poesía eterna, repitiendo nuestros votos, siempre los mismos, la historia inmutable del corazón. Vuelve en ellos frecuentemente el deseo del pobre siervo de respirar, de descansar, de encontrar un tesoro que termine con todas sus miserias.
Con frecuencia, por una noble aspiración, este tesoro es también un alma, un tesoro de amor que duerme (como La Bella Durmiente del Bosque); otras, la encantadora persona está oculta bajo una máscara, víctima de un hechizo fatal. De ahí la trilogía conmovedora, el admirable crescendo de Riquete el de la Honda, de Piel de Asno, y de La Bella y la Bestia. El amor no ceja. Bajo esas fealdades persigue y logra alcanzar la belleza oculta. En el último de estos cuentos se llega a lo sublime, y creo que nunca nadie ha podido leerlo sin llorar
Así las cosas, esa mujer convertida en bruja, por las violaciones, los maltratos, los desvaríos de un mundo de hombres donde la mujer, para ellos, era una boca inútil, y solo por medio de la brujería pudo ser dueña de su cuerpo, su pudor y además ayudar a otras en su pesadilla, donde la madre llena de hijos era solo un instrumento de fecundación y se evocaba a la virgen, con el acumulado histórico de la edad media, la carga de la colonización y el violento mestizaje hispanoamericano, quien tuvo la posibilidad de ser ciudadana hace 60 años, no querrá leer en público, ni someterse al escarnio, seguirá fingiendo su ignorancia por tantos siglos aprendida, para no ser quemada en la hoguera y cada duende consagrado en los libros la visitara en los aquelarres para convertirse en su verdadero amor.
Y ¿el hombre?, no hay estudios filosóficos o teóricos bastante significativos sobre el miedo del hombre, su necesidad de comprensión, su desesperación por fabricar dioses para culparlos por sus errores, y la necesidad de maltratar animales, mujeres y niños para formar una seudovirilidad exigida por la época, el contexto, y los demás hombres que temblaban ante la posibilidad de no ser tan fuertes y enfocaban la mirada en los más jóvenes, quienes cargaban con la responsabilidad de mantener el patriarcado y encontraron en la escritura cuneiforme una herramienta potente de agilizar sus músculos para la batalla contra el mismo hombre que los instaba a la masculinidad.
La desesperada carrera por fabricar armas, hacer armaduras, proteger su feudo y más tarde dictar leyes, representaban el pánico que les provocaba quedar mal ante la mujer, el hecho de que su género, masculino, se define por ser portadores de un aparato es de por sí una carga sustancial para ese ser débil en relación con el toro, el búfalo, el elefante o el león, de tal manera que el niño de hoy, quien es condenado a estudiar con las mujeres, a sentarse frente a ellas y a no poder descifrar lo que dicen los libros, puede tener tanta adrenalina que lo lleve el domingo a la cantina, a consumir droga, a ser violento a simplemente a dejar los estudios a media por el miedo a la presencia femenina, o quizás a su dominio.
Los teóricos de la manera de enseñar a leer y a escribir que marcaron la década de los ochenta con metodologías mágicas para hacer acercamientos a los libros, los maestros soñadores de universidades destacadas quienes pretenden enamorar a los niños de las letras con maravillosos planes lectores y colecciones semilla, donde se leen historias llamativas de seres que en Bagdad encuentran tesoros inimaginables, o niñas africanas sin piernas que encuentran una familia acogedora en Valencia España, nunca han analizado que quien tienen al frente y a quien piensan enamorar de la lectura, puede tener hambre, frío, o necesitar leer en un abrazo, la paradójica necesidad de amor que lo concita a la escuela.
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