En la actualidad, la identificación del otro se ha convertido en una problemática debatida por diferentes disciplinas, como: la filosofía, historia, antropología, sociología y lingüística.
Esta puesta en valor de la identificación del otro, ha servido para modificar los diseños de planes gubernamentales, las políticas públicas, los sistemas de comercio, y en este caso, en el sector educación.
Objetivamente, podemos encontrar estas reflexiones de la otredad, en los enfoques transversales del currículo nacional, con esto nos referimos a los de inclusión o atención a la diversidad, al de interculturalidad y el de igualdad de género.
En este tiempo, donde el tradicional encuentro social ha sido desplazado por la virtualidad y fragmentación de los nuevos medios (Internet, Whatsapp, Facebook, entre otros), que han modificado las relaciones a través de una red de significantes, donde la imagen y la palabra escrita toman el espacio central.
Este escenario, nos invita a pensar: ¿Nuestra educación está preparada para este cambio?
Hay que tener en cuenta que el sistema educativo de estudiante/profesor /carpeta/pizarra, sigue siendo igual al del siglo XVII. El mundo ha cambiado, pero el sistema educativo no ha evolucionado en el tiempo.
Es verdad que se han integrado nuevas tecnologías y se ha interactuado con distintas disciplinas, tales son los casos de Finlandia y Suecia que modificaron sus sistemas educativos, pero en el marco general Iberoamericano no ha pasado lo mismo. Entonces, si las relaciones sociales se han modificado progresivamente en el tiempo a través de los nuevos medios y el contexto actual ha planteado estas neo-relaciones entre «millenials» ¿Dónde quedaría el sistema de relaciones y el sistema educativo que se plantea en la escuela?
Para pensar esto, es necesario señalar que la dicotomía Estudiante/profesor, se sostiene por las relaciones interpersonales y es el maestro quién se convierte en el acompañante transmisor de humanidad, cosa que nunca podrá hacer una pantalla de LED, por el hecho de que no se puede tener empatía con un medio tecnológico.
Ante estas premisas, nos permitiremos reflexionar sobre la relación para con el otro y ensayaremos la hospitalidad como la alternativa de relación, para con ese otro que se expande y que se expresa en un contexto determinado. ¿Será acaso la tolerancia, que plantean los sistemas institucionales, la forma que encontraremos para soportarnos los unos a los otros, cuando no se pueda sostener la falta de un sistema educativo que piense en el contexto de relaciones con el otro por fuera y dentro de la escuela?
Ante estas dudas, nos sería prudente preguntarnos: ¿Cómo me relaciono con ese otro en mi entorno? ¿Será la tolerancia el camino que nos garantice el buen clima en la escuela?
Jacques Derrida, decía que la relación con el otro siempre es una relación imposible. Entonces, a partir de este planteamiento, podemos dar dos posibilidades de relación con el otro:
1) Me acerco al otro porque me sirve o entiendo al otro desde mis perspectivas;
2) Accedo al otro a través de mí mismo.
Por lo tanto, podemos definir que toda relación con el otro es imposible y la tolerancia tampoco es el camino, porque tolerar es soportar y el que tolera ejerce su poder sobre el otro.
Entonces, desde estas perspectivas: ¿Por qué se plantea la tolerancia desde las entidades de gobierno? Acaso es necesario revisar y hacer un estudio más profundo sobre las relaciones que se ejercen en la escuela, para así poder generar instrumentos que implementen, de una forma no solo conceptual sino que se centren en los comportamientos de lo cotidiano, en los enfoques transversales de interculturalidad, inclusión o atención a la diversidad e igualdad de género, interpretaciones empíricas y críticas desde la comunidad educativa para volver dinámicos los conceptos.
Este estudio, quiere hacer foco en un término que nos parece interesante poner en discusión. En el oriente, se piensa al otro con diferentes paradigmas, tal es el caso de la educación en Japón, que se sostiene en un dialogo de su cultura milenaria, el avance tecnológico, el cuidado del ambiente y el cultivo de las buenas relaciones y el respeto.
Desde esta lectura, queremos poder enfocarnos en el paradigma de la hospitalidad. Ésta se sostiene también en la imposibilidad de vínculo con el otro, pero abre la puerta a una relación en igualdad de condiciones, no como el del punto de vista de la tolerancia, que es un ejercicio de poder sobre el otro, sino que el que llega (el huésped) siempre es contrario, diferente, y lo más importante es la actitud hospitalaria del que recibe a ese otro aceptando su diferencia.
El huésped es en toda su otredad, en los diferentes contextos y situaciones, y a su vez transforma al que lo recibe, que a pesar que sepa que esto va a suceder, abre la puerta a este acontecimiento, hay una prioridad ética donde el otro es importante y el otro se convierte en mí.
Ese espacio es la transformación propia y no hay cosa más importante que reinventarse así mismo.
Podemos concluir, que las relaciones en la escuela encontrarían una variante muy interesante en la perspectiva de la hospitalidad, porque están alejadas de ejercicios de poder y ponen en funcionamiento el respeto a los deseos y diferencias en contextos diversos.
Creemos que este planteamiento, encuentra su fluidez en los enfoques transversales mencionados, porque plantea un comportamiento humanístico con relación al entorno social en búsqueda del desarrollo en comunidad.
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